El orgullo se resarce siempre y no pierde nada, incluso cuando renuncia a la vanidad. Si no tiviéramos orgullo no nos quejaríamos del de los demás. El orgullo es igual en todos los hombres, solo varían los medios y la manera de manifestarlo. Parece como si la naturaleza, que tan sabiamente dispuso los órganos de nuestro cuerpo para hacernos felices, hubiera querido darnos también el orgullo para evitarnos el dolor de conocer nuestras imperfecciones. El orgullo interviene más aún que la bondad en nuestras represiones a quienes han cometido algún yerro, y les reprendemos más que para corregirles, para convencerles de que estamos exentos de él.
François de La Rochefoucauld
Pensaba que las partituras de música clásica debía descartarlas de momento dada su complejidad. Nada más lejos de la realidad. Existen multitud de piezas clásicas para guitarra que no son nada difíciles. Solo requieren entrenamiento y constancia en su estudio para su correcta interpretación. Es el caso de este vals en Do mayor de Ferdinando Carulli, 1770-1841. Este compositor italiano comenzó sus estudios de música con el violonchelo para dejarlo por la guitarra a los 20 años de edad. En su ciudad no existían profesores especializados en la guitarra así que ideó su propia metodología que aún se emplea en las escuelas de música. Es autor de conciertos, sonatas y nocturnos para guitarra, piano, flauta y violín.
A new hope
John Williams-1977